Estamos en primavera, y es la mejor épocas para deshacernos de cosas innecesarias, hacer limpieza a fondo y hacernos el terreno mas liviano para disfrutar los días largos y cálidos. Siempre, pintar el interior de una vivienda se ha considerado una manera fácil y eficaz de limpiar e higienizar una espacio, de renovar un ambiente. En apoyo a la ética medioambiental, la sostenibilidad y la propia salud de quienes habitan los interiores, quisiera mencionar alternativas a las conocidas pinturas tradicionales, de uso versátil tanto para cambiar el aspecto de un hogar, como para retoques de color a ciertas estancias o muebles.
Lo primero aclarar que no siempre las que nos venden como ecológicas lo son plenamente. Y es que para poder calificarlas de ‘ecológicas’, su materia prima de procedencia debe ser renovable, no contaminar el medio ambiente en todo su ciclo de vida (proceso de fabricación, aplicación y deshecho) Es decir, cualquier producto que esté fabricado con petróleo, no es ecológico por definición, a pesar de que algunas marcas se “adueñan” la categoría de ecológicas por el simple hecho de obtener un un certificado de calidad medioambiental rebajando la toxicidad de sus productos al sustituir parte del disolvente por agua.
Si dejamos a un lado los disolventes y derivados del petróleo, encontramos un amplio catálogo de materias primas renovables que nos permiten decorar nuestro hogar con la misma eficiencia que los pigmentos químicos. Las plantas y los minerales tienen el secreto de unas pinturas mucho más ‘limpias’ e igualmente efectivas. Utilizando resinas, manzanilla, ruibarbo, morera, látex, índigo, abedul, lino, aceites, ceras… todos son materiales utilizados para elaborar pinturas naturales al 100%, de procedencia vegetal, (fibras, flores, hojas, raíces, corteza…) que en combinación con otros elementos también biodegradables y no tóxicos, como el agua, la tierra o el talco, ofrecen un producto con solvencia similar al de las pinturas convencionales (las que conocemos y que son derivadas del petróleo).
La otra opción es recurrir a pigmentos inorgánicos de procedencia mineral. El material ligante utilizado en este caso, es el silicato potasio líquido, consiguiendo pinturas de gran calidad, luminosidad, duración y efecto protector. Las pinturas minerales siguen las normas procedentes de la bioconstrucción, por fabricarse a partir de materias primas minerales existentes en la naturaleza y no contener disolventes orgánicos.
Tanto las pinturas de procedencia vegetal como las de procedencia mineral, no contaminan medioambientalmente ni en el proceso de producción, ni en el de aplicación, ni durante la vida útil del producto, lo que le confiere un punto positivo no solo para la salud medioambiental y la valoración de un óptimo ciclo de vida del producto en si, sino la salud de la propia persona que se deja envolver por soluciones que aportan calidad a su nuevo estilo de vida.